La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, firmó este lunes un decreto que prohíbe la siembra de maíz transgénico en el país, reforzando el compromiso con la soberanía alimentaria y la protección del patrimonio biocultural. La medida se oficializó durante su conferencia matutina, a pesar del reciente fallo en contra por parte del panel de resolución de disputas del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Con esta reforma, el artículo 4 de la Constitución establece que el cultivo de maíz en territorio mexicano debe permanecer libre de modificaciones genéticas que alteren sus características naturales a través de técnicas transgénicas. Además, cualquier otro uso del maíz modificado deberá ser evaluado conforme a la legislación vigente para garantizar la bioseguridad, la salud pública y la conservación del patrimonio agroalimentario.
Asimismo, el artículo 27 de la Constitución ahora dispone que el Estado tiene la obligación de promover el bienestar de los campesinos, proteger sus cultivos tradicionales y fomentar el uso de semillas nativas. La reforma también subraya la prioridad de salvaguardar la biodiversidad, la soberanía alimentaria y el manejo agroecológico del campo mexicano, impulsando la investigación científica, la innovación y los conocimientos tradicionales.
Este decreto se firma después de que, en diciembre de 2024, el panel del T-MEC determinara que la prohibición de importación de maíz genéticamente modificado impuesta por México no se ajusta a los estándares internacionales del acuerdo comercial.
A raíz de esta resolución, el Gobierno mexicano había asegurado que respetaría el fallo, derivado de la disputa iniciada por Estados Unidos y respaldada por Canadá contra el decreto del expresidente Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), que en 2023 limitó el uso del glifosato y del maíz transgénico.
México es autosuficiente en la producción de maíz blanco destinado al consumo humano, pero en 2023 importó más de 3,500 millones de dólares en maíz, principalmente de Estados Unidos.