11 Dec
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Desde los vastos bosques boreales de Canadá hasta las tierras del sur de Chile, América enfrentó en 2024 una de las temporadas de incendios forestales más destructivas de su historia, con millones de hectáreas devastadas, vidas perdidas, ecosistemas destruidos y una creciente evidencia de los retos que plantea el cambio climático.

Canadá: Emergencia en los bosques boreales

Canadá vivió su segundo peor año en dos décadas, con 5,703 incendios que arrasaron 5.3 millones de hectáreas

Las causas incluyen sequías prolongadas, temperaturas extremas y rayos que encendieron vastos territorios de bosques boreales.

En mayo, la Columbia Británica alcanzó emisiones récord de carbono de 13.5 megatoneladas, según el programa Copernicus de la Unión Europea, reflejando el impacto ambiental de los incendios. 

Además, el humo generado afectó la calidad del aire en Estados Unidos, extendiendo las consecuencias más allá de las fronteras canadienses.

Bolivia y Brasil: Crisis en Sudamérica

En Bolivia, los incendios forestales devastaron entre 9.8 y 14 millones de hectáreas, afectando principalmente bosques. 

La calidad del aire alcanzó niveles alarmantes, con emisiones de partículas PM2.5 que superaron los estándares recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En Brasil, la Amazonía y el Pantanal, dos de los ecosistemas más valiosos del planeta, fueron severamente afectados. Las emisiones de carbono alcanzaron 176.6 y 18.8 megatoneladas, respectivamente, representando un impacto ambiental catastrófico que pone en peligro tanto la biodiversidad como a las comunidades indígenas que dependen de estos ecosistemas.

Chile y Argentina: El sur en llamas

Chile enfrentó una de sus peores temporadas de incendios forestales en años recientes, exacerbada por una sequía histórica y fuertes vientos. Las comunidades locales enfrentaron evacuaciones masivas y los recursos de emergencia fueron insuficientes para controlar las llamas.

En Argentina, los incendios en regiones como Córdoba y el Delta del Paraná devastaron 100,000 hectáreas, con la mayoría de los incidentes atribuidos a prácticas humanas, como la agricultura irresponsable y la quema ilegal.

México y Centroamérica: Temporada intensa

En México y Centroamérica, la temporada de incendios forestales (marzo-mayo) también superó las medias históricas, con emisiones de carbono significativamente más altas. 

Este fenómeno subraya la vulnerabilidad de estas regiones ante el cambio climático y las actividades humanas no reguladas.

Un continente bajo presión

Países como Paraguay, Perú, Colombia y Venezuela también sufrieron graves incendios, muchos de ellos derivados de actividades humanas como la expansión agrícola, la deforestación ilegal y la mala gestión de residuos. Estas prácticas, combinadas con el cambio climático, han generado un contexto propicio para la propagación de las llamas.

A nivel global, los incendios forestales en América en 2024 liberaron millones de toneladas de dióxido de carbono, agravando el calentamiento global y afectando la calidad del aire en diversas regiones. 

Las pérdidas económicas y agrícolas ascienden a miles de millones de dólares, mientras que los costos de control y mitigación aumentaron la presión sobre los presupuestos nacionales.

El llamado a la acción

La magnitud de los incendios forestales de este año evidencia la urgente necesidad de cooperación internacional

Es imprescindible desarrollar estrategias conjuntas para prevenir y monitorear incendios mediante tecnología avanzada y sistemas de alerta temprana, así como proteger y restaurar ecosistemas clave como la Amazonía y los bosques del sur.

Frente a los desafíos del cambio climático, es crucial reforzar la gestión ambiental y garantizar la resiliencia de las comunidades en todo el continente.

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