04 Dec
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Cuba enfrenta nuevamente un apagón nacional, el tercero en menos de dos meses, que evidencia la crítica situación de su sistema energético. La crisis, derivada de décadas de desinversión, plantea enormes retos económicos y sociales, con pocas opciones inmediatas de solución.

Un sistema al límite

El reciente apagón fue causado por una avería en la central termoeléctrica Antonio Guiteras, en Matanzas. Al quedar fuera del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), se desencadenó el colapso total. Este incidente sigue un patrón similar al del apagón del 18 de octubre, mostrando la fragilidad de la infraestructura eléctrica cubana.

Desde finales de agosto, los apagones prolongados se han vuelto cotidianos. Este martes, el déficit eléctrico alcanzó su pico más alto de 2024, con cortes que afectaron simultáneamente a más de la mitad del país. Algunas zonas, como Santiago de Cuba, apenas disponen de cuatro horas de electricidad diaria.Las principales causas son:

  1. Escasez de combustible debido a la falta de divisas para importarlo.
  2. Obsolescencia de las centrales termoeléctricas, que operan con décadas de uso y poca inversión para su mantenimiento.

Soluciones a corto y largo plazo

A corto plazo, el Ministerio de Energía y Minas (Minem) prioriza el suministro eléctrico a hospitales, plantas de agua y otros servicios esenciales. También se han creado zonas con suministro continuo que se pretenden interconectar.

A largo plazo, el Gobierno apuesta por una reforma estructural del SEN basada en el crudo nacional, el gas y las energías renovables, con énfasis en la energía solar. Un plan respaldado por China busca instalar 100 parques solares con una capacidad de 2,000 MW para 2031.

Sin embargo, estas soluciones requieren una inversión estimada en 10,000 millones de dólares, una cifra que expertos califican como necesaria pero difícil de alcanzar en el contexto económico actual.

Impacto económico y social

Los apagones han golpeado con fuerza a la economía cubana, que ya se contrajo un 1.9% en 2023 y no muestra signos de recuperación. La falta de electricidad paraliza sectores clave, desde la producción industrial hasta los servicios básicos como gasolineras, cajeros automáticos y bombas de agua.

El costo social es igualmente alarmante: los cortes de energía agravan la vida diaria en un país ya afectado por una crisis económica prolongada, con escasez de alimentos, medicinas e inflación descontrolada. Estas condiciones han impulsado protestas en distintas regiones del país.

Un descontento creciente

La ONG Justicia 11J reportó 70 protestas recientes relacionadas con los apagones. El presidente Miguel Díaz-Canel calificó las manifestaciones como “vandálicas”, aunque los expertos advierten que estas movilizaciones reflejan el hartazgo de una población cansada de las carencias.

Además, los apagones se han convertido en un catalizador de descontento político, como ocurrió con las protestas masivas del 11 de julio de 2021 y las manifestaciones de marzo pasado en Santiago de Cuba y otras localidades.

Conclusión

Cuba se enfrenta a una crisis energética profunda, sin soluciones inmediatas y con enormes implicaciones económicas y sociales. Mientras los esfuerzos del Gobierno se concentran en paliar los efectos inmediatos, la reforma estructural del sistema eléctrico parece lejana, dejando a millones de cubanos en una constante incertidumbre energética.

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