12 Nov
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En la apertura de la COP29 en Bakú, el secretario general de la ONU, António Guterres, instó a establecer nuevos impuestos para la aviación, el transporte marítimo, y la extracción de petróleo y gas como una vía innovadora para apoyar a los países en desarrollo en la transición hacia energías limpias.

"Los contaminadores deben pagar", enfatizó Guterres, señalando que son precisamente los países en desarrollo, los que menos han contribuido al cambio climático, quienes enfrentan las mayores barreras para reducir su dependencia de los combustibles fósiles. En un discurso marcado por la urgencia, Guterres advirtió que el tiempo se agota para limitar el calentamiento global a 1.5 grados: "Escuchemos el tictac del reloj; estamos en la cuenta regresiva".

Guterres destacó que 2023 ha registrado el día, el mes y probablemente el año más calurosos en la historia. Apoyándose en una encuesta de la Universidad de Oxford y el PNUD, recordó que el 80% de la población mundial exige una acción climática decisiva: "Científicos, activistas y jóvenes piden cambio; escuchémoslos".

En su discurso, Guterres también vinculó la crisis climática con las desigualdades sociales, subrayando que “los ricos causan el problema y los pobres pagan el precio más alto”. Citó un estudio de Oxfam que muestra que los multimillonarios más ricos emiten más carbono en una hora y media que una persona promedio en toda su vida.

Además, señaló la enorme brecha entre las necesidades de adaptación y la financiación disponible, estimando que podría alcanzar los 359 mil millones de dólares en 2030. "La financiación climática no es caridad; es inversión", aseguró, exhortando a los países ricos a asumir su responsabilidad.

Sin nombrar a ningún país en particular, Guterres lanzó un mensaje a quienes continúan dependiendo de los combustibles fósiles: "La revolución de la energía limpia está aquí. No hay grupo, negocio o gobierno que pueda detenerla".

Finalmente, resaltó el impacto global de la crisis climática, con huracanes, olas de calor, inundaciones y sequías devastadoras, subrayando que ningún país está a salvo. "Estamos asistiendo a una clase magistral de la destrucción climática; es momento de actuar", concluyó.

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